martes, 8 de octubre de 2013

PRESENTACIÓN

Quiero comenzar este blog con una breve presentación. Mi nombre es Jose Manuel y nací en Barcelona un invierno del 74. Desde niño me sentí atraído por el mundo del cine. Cerraba los ojos y creaba en mi mente las escenas de una película. Me inventaba un principio, un nudo y un desenlace, incluso imaginaba la línea de créditos escalando la pantalla sobre un fundido en negro al ritmo de una vibrante banda sonora. A los 14 años tuve la suerte de manejar mi primera cámara. Se trataba de una vídeo cámara SHARP de un tamaño considerable con un zoom óptico de 12 aumentos, todo un avance para la época. En realidad había convencido a mi padre para que la comprara con la excusa de retratar acontecimientos familiares. Después de unos primeros meses en los que mi padre se mostró francamente reacio a dejarme su nuevo juguete, poco a poco para la alegría posterior de mi familia me convertí en el reportero oficial de la casa. Los primeros vídeos temblorosos y mareantes filmados por mi amado padre, dieron lugar a otras realizaciones algo más elaboradas. Nadie me había enseñado, no tenia ni idea de las reglas cinematográficas pero existía un instinto en mi que me obligaba a aplicar la lógica de cuantas películas había visionado hasta entonces. No hay que estudiar cine para saber que una imagen sin temblores es una imagen más agradable. Esto planteamiento sencillo en su esencia en el año 88 resultaba difícil de llevar a la practica dado que las vídeo cámaras domesticas no poseían el estabilizador de imagen de hoy día. Otra de mis reglas era cambiar con frecuencia de planos, de hecho siempre andaba tomando planos imposibles. Entonces no conocía sus denominaciones pero era un apasionado de las tomas cenitales y los picados más locos. Me gustaba también hacer alguna panorámica pero siempre intentando mantener la velocidad y el nivel contante de la imagen en todo su recorrido. Si la panorámica era de derecha a izquierda jamas volvía inmediatamente sobre mis pasos, intercalaba un par de planos distintos y después a lo mejor hacía una panorámica a la inversa. Como no existían los programas de edición, el montaje lo hacía en directo. Si alguna imagen sospechaba que no estaba a mi gusto, rebobinaba el vídeo y borraba grabando encima una nueva toma. Tampoco existía la posibilidad de editar el vídeo con música de tal modo que utilizaba la radio y un plano secuencia para adornas los vídeos con alguna canción. Otra obsesión para mi era no abusar del zoom, de hecho intentaba no darle uso, salvo en contadas ocasiones. Y por último procuraba que mis vídeos fueran lo más cortos posibles.Si una boda duraba 8 horas el vídeo no podía ser más largo de 30 minutos. Mi gran reto era captar los momentos más importantes aunque para ser sincero no siempre lo conseguía. Durante mucho tiempo y aún a día de hoy sigo ejerciendo de reportero familiar. El precio que he tenido que pagar es estar ausente en todos los vídeos de los numerosos acontecimientos que he filmado. En la actualidad lo hago casi por obligación pero a los catorce años era un chaval cumpliendo su sueño. Un niño jugando a ser director de cine.

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