Habían pasado 12 años desde la presentación de "Los exterminadores de la calle". Muchas cosas habían cambiado en mi vida y mis pasos profesionales nada tenían que ver con el mundo del cine. Solo un vago recuerdo del rodaje permanecía en mi mente,empañado sin embargo por la perdida de uno de los amigos que habían interpretado la banda de los malos. La droga había sido su perdición. Otro de los actores también se encontraba rehabilitándose por culpa del mismo problema. Parecía que sus personajes habían traspasado la ficción para convertirse en una triste realidad.
A pesar de este mal sabor de boca, todavía permanecían en mi la ilusión por repetir la experiencia. Quería producir otra película. Los años me habían convertido muy critico con el resultado de mi opera prima y me maldecía a mi mismo por no haberme esforzado más en aquel primer rodaje. Dejando a un lado los medios técnicos que no tenía, estaba convencido de que se podría haber trabajado algo más el guión y sobretodo las coreografías de lucha. Esta fue la principal motivación que me llevo a emprender lo que sería el proyecto más ambicioso de mi vida, la locura de filmar "Victimas urbanas".
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