viernes, 11 de octubre de 2013

DE LA IDEA AL ESTRENO (VICTIMAS URBANAS)

Después de tomar la decisión de romper mi tercera relación sentimental en poco tiempo, pase por una especie de crisis existencial. Acabe formando parte un grupo de jóvenes de una generación posterior a la mía. Sin darme cuenta me vi obligado a rejuvenecer varios años y acabe frecuentando lugares comunes que creía de épocas pasadas. Los pub, la disco, la noche, se transformaron el un hábitat natural para mi.Ante mis ojos la droga, la violencia y el sexo fácil, me fascinaban al tiempo que me aterraban. Pude evitar muchas malas tentaciones pero constate que la mayoría de los jóvenes que conocía eran victimas de este tipo de vida. Hubo un momento que temí que mi actitud de consumado deportista, se viera tentada por mis nuevas compañías. A la pregunta de cual sería el resultado si esto pasara, surgió la idea que dio lugar a desarrollar el guión de "Victimas urbanas".   El argumento de la película giraba en torno a un campeón de artes marciales, que a raíz de una ruptura sentimental con su prometida, entraba en el mundo de la noche, iniciando un descenso a los infiernos. Una vez escrito el guión me comencé a preocupar por la parte técnica. Había caído en mis manos la cámara digital de un amigo. Me sorprendió lo manejable que era y la calidad de imagen de su grabación pero sobre todo me acabo de enamorar la capacidad de estas cámaras para rodar con poca luminosidad, algo sin duda  imprescindible para rodar las numerosas escenas nocturnas de la película. Sin pensármelo dos veces pedí un mini crédito y adquirí una vídeo cámara Panasonic en un centro comercial.
También compre un trípode para la cámara que me permitiría rodar planos estáticos de calidad y alguna que otra panorámica. Una vez resuelto el tema de la imagen me preocupaba el problema del sonido. El guión estaba repleto de diálogos y el micrófono de la cámara no me acababa de convencer. Necesitaba una pértiga como en el cine y un micro exterior de calidad con un cable lo suficientemente largo como para manejar la pértiga con soltura. Encargue el mejor micro opcional que existía para mi cámara. Venía de Japón y casi costaba más que la cámara. Después de semanas de espera descubrí con pesar que el cable de este micro era demasiado corto para utilizarlo con una pértiga así que tuve que comprar un alargo. Una vez conectado el alargo comprobé horrorizado que al grabar se filtraba un zumbido fuerte y desagradable al oído.
Me había gastado un dineral y no tenía sonido. Se me ocurrió llevarlo a una casa especializada y allí previó pago me realizaron una especie de invento que minimizaba mucho el problema, aunque no lo resolvió del todo.
Por último una vez más el montaje me quitaba el sueño. En el 2003 los programas de edición de vídeo comenzaban  a proliferar. La idea de editar la película por ordenador me obsesionaba pero desgraciadamente no estaba a mi alcance. Hacía falta un ordenador en condiciones para montar una película tan larga (70 min) y lo más importante había que tener y saber manejar el programa. Contacte con dos profesionales de este mundillo e intente que colaboraran conmigo en el proyecto. El primero me pedía 50 euros por cada cinco minutos de montaje y el segundo quería tener autoridad para elegir todos los planos y la música de la película. La verdad es que ambos pedían demasiado. Al final descubrí que mi cámara tenía una función que le permitía capturar imagen en formato DV desde otra videó cámara. La solución adoptada fue utilizar de nuevo el sistema copia- pega de la primera película. Los cortes quedaron limpios pero se convirtió en un trabajo de chinos que sin duda hizo perder muchas opciones de calidad a la película. Se trataba de rebobinar una y otra vez la cámara reproductora para elegir el momento adecuado en el que pulsabas REC en la cámara grabadora donde estaba la cinta que hacía de master. En la practica cortar en el punto exacto era casi imposible pues entre ambas cámaras había un desfase de un segundo, por lo que cada plano cortado en el sitio correcto costaba una media de diez intentos. Puedo afirmar sin exagerar demasiado que cada minuto de película montado me costó más de dos horas de trabajo y un juego de cabezales de la viseo cámara..
No solo era el tiempo y la perdida de calidad del resultado final del montaje. Tener que renunciar a la edición por ordenador, obligaba también a renunciar a la anticipación de voz en los diálogos y el tratamiento de imagen en la post producción entre otras muchas cosas. Los únicos efectos utilizados en la película fueron los que estaban disponibles con la cámara: el fundido, la mezcla de imágenes, la posibilidad de añadir una banda sonora sin acabar con el audio original, y una función arcaica pero efectiva para crear los créditos de la película. De nuevo me encontraba con la limitación de unos medios muy artesanales para el rodaje, aunque suficientes para convertir mi sueño en realizad. Dedique un par de meses ha realizar pruebas con el equipo. Utilizaba a familiares para practicar con las escenas de dialogo. Tenía muchas ganas de probar el típico plano contra plano con paso aplano general que tantas veces había visto en el cine. Una vez adquirí algo de practica me sentí listo para iniciar el rodaje. El primer paso era conseguir un casting. Como era un director amateur sin estudios y sin prestigio, no podía exigir demasiado así que me conformaba con el primer voluntario que estaba dispuesto a interpretar un personaje. Otro reto distinto era la elección del protagonista, No podía ser cualquiera. Tenias que ser un chico joven y atractivo con un rostro lo suficientemente peculiar como para hacer creíble la transformación de chico "malo" del personaje principal. Era también requisito indispensable para mi que fuera un verdadero campeón de artes marciales, lo suficientemente bueno para poder coreografiar unas peleas de calidad en la película. Solo tenía un candidato que cubriera mis expectativas.
 Conocía a Sergio Perez hacía años. Habíamos entrenado muchos años juntos pero no tenía la suficiente confianza con el como para pedirle que se prestara a intervenir en un proyecto de tanta duración. Un día se lo plantee sin más y para mi sorpresa me dijo que lo haría. Supongo que ni el mismo sabía donde se metía el día que acepto esta responsabilidad. El rodaje duro dos largos años, en parte por la baja disponibilidad que me ofreció Sergio para el rodaje. El primer año de rodaje, intervino en cuatro escenas, en las que actuó con cuatro peinados distintos. De tal forma que en una escena aparecía con el pelo amarillo y la siguiente con rastas, para más adelante volver a aparecer con el pelo amarillo y un poco después con los pelos de punta. Estaba realmente desesperado, era demasiado tarde para cambiar de protagonista. Los dos nos encontrábamos en una espiral de difícil salida. Yo comprometido con las escenas que había rodado ya y el sumergido en el compromiso adquirido conmigo por respeto a los años que hacía que me conocía. Al final se me ocurrió la idea de reunirlo para buscar una solución y después de mucho hablar llegamos a un acuerdo. Yo continuaría grabando las escenas donde el no tenía que intervenir mientras el buscaba un Domingo en el que estaría todo el día disponible. Durante ese día yo debería de planificar todas las escenas en las que el intervendría. Solo tenía una oportunidad después se acabo. Planifique con un mes de antelación la fecha elegida. El era el protagonista pero en sus escenas participaban otras personas y había que poner a todo el mundo de acuerdo. Disponía de poco más de una hora para rodar cada una de las escenas. Parecía un reto imposible dado que algunos escenarios se encontraban a mas de 30 km unos de otros. No se como lo hicimos pero después de un domingo de infarto me fui a casa con todas las escenas grabadas.
 No solo los actores fueron un reto en este proyecto. Las escenas de lucha fueron más difíciles de rodar de lo que previamente había pensado. Especialmente complicado fue rodar en el interior de una macro discoteca y en dos de los pub que salen en la película, sobre todo en uno de ellos que hubo que preparar una escena de lucha con los clientes consumiendo dentro del local. También hubo problemas con la policía en una escena donde se simulaba dar una paliza a un chico en la calle. Los vecinos alarmados avisaron a la urbana y cuando nos dimos cuenta estábamos rodeados por tres coches de patrulla. Temerario  fue lanzar hacía la vídeo cámara al vacio, desde un edificio de 8 plantas para simular un salto al vació del protagonista.
Para realizar esta locura de toma , se fabrico una especie de artilugio con tuberías de cobre. En uno de los intentos, el invento golpeo una azulejo que se desprendió cayendo a la calle, justo a los pies de unos viandantes que con toda razón se cagaron en parte de nuestra familia. Pero quizá las locuras más salvajes se llevaron a cabo con los coches. Empezamos atando la cámara en el capo del coche para grabar una toma a más de 100 km/hora y acabamos dando trompos en medio de la calzada y simulando carreras ilegales. Dentro de que no teníamos permisos para rodar estas escenas, tomamos todas las precauciones posibles como poner a un miembro del equipo en cada extremo de la calle que avisaba de la llegada de cualquier otro vehículo ajeno al rodaje. Era primordial para mi no poner en peligro a nadie y las escenas de riesgo las lleve acabo yo mismo con mi coche en recintos practicamente cerrados al tráfico. El resultado fue un accidente aparatoso, en el que afortunadamente no hubo que lamentar daños personales pero que me costo 3000 euros en el taller mecánico. El mismo día que el coche salió del taller volví al punto donde se produjo el accidente para terminar la escena. Me había sumergido tanto en este proyecto que en algún momento del camino había perdido la razón.
 Realmente eran muy altas las expectativas que tenía respecto a esta película. Una vez estuvo editada me ofrecieron una sala en San Boi de Ll. para su estreno. Coincidía con una muestra de cine de autores noveles. Se trataba de mi gran oportunidad pero una vez acabado el pase, me di cuenta de la triste realidad. La película gusto solo a medias y estuvo muy lejos de impresionar a nadie. Todas las horas, el dinero y el riesgo invertido no habían conseguido el reconocimiento del público. Me quede muy abatido y decepcionado. Mi  principal error había siso abarcar un proyecto de más de una hora cuando lo que primaba en el mundillo eran los cortometrajes de calidad. Mi película carecía de una fotografía trabajada y mucho menos de unas buenas interpretaciones que pudieran sostener con fuerza tantos minutos de proyección. Las escenas de lucha, los coches, y las numerosas localizaciones se convertían en fuegos de artificio.
 Lo mejor de aquel proyecto es que por primera vez hice amistad con gente del medio, que con el tiempo me ayudarían a dotar de más calidad a mis futuros proyectos. Con todo ello, la realidad es que aunque mi siguiente realización, "Lunas de Metal", se convertiría en mi película más conocida, jamas volvería a recuperar la frescura y el atrevimiento que demostré en "Victimas urbanas", pues a partir de este fracaso me volví cada vez más conservador.    



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